miércoles, 3 de abril de 2013

Momento moe pls


Por muchas noches en blanco que una dedique a pensar en su biografía sentimental la verdad sera que encontrara pocas soluciones. Podrá parchear tal o cual relación pero al final volverá a pasar lo de siempre que un momento dado saltara en pedazos como tantas otras veces ,porque uno es como es y no es fácil dejar de serlo para querer a alguien es casi un combate perdido de antemano. Así que lo mejor que nos podría pasar es que las relaciones sentimentales viniesen con fecha de caducidad como los yogures asi sabriamos de ante mano cual es la fecha del final y no perderiamos el tiempo en inseguridades ,sospechas ni discusiones, nos dedicariamos a disfrutar cada momento hasta la ultima décima de segundo. 
Aunque si lo piensas lo bueno de no tener fecha de caducidad es que nos permite seguir soñando que esta vez si ese yogur pueda conservarse. Para siempre.


Nos empeñamos en buscar la felicidad cada día y no nos damos cuenta de que es ella quien tiene que encontrarnos, y eso será donde menos te lo esperas, en el instituto, en el supermercado o en mitad de una boda. Y cuando llega descubres que ahí no acaba todo, que el final de un camino sólo es el principio de otro, y lo único importante es la persona que escoges para que camine a tu lado. Y esconderse es lo que menos te importa, lo que te importa es que estás tocando con la yema de los dedos eso que has estado soñando toda tu vida, y ya sólo importa el hoy, el presente y lo que queda por venir.



Cuando uno piensa en el amor, piensa en los amores de su vida, en amores tranquilos, o en amares tiernos, por que así han sido los pocos amores de mi vida, y es que yo he sido de enamorar a golpe de pico y pala, de horas en el portero automático y de tardes de domingo en el cine, de echar distancias, y de meses y meses hasta el primer beso. No todos los amores son así, los hay de todo tipo, amor inesperado, amor imposible, amor clandestino, y por supuesto amor loco el amor fuerte, un amor que todo el mundo debería tener derecho a probar, aunque sea una sola vez en la vida, un amor que te deje en la cuerda floja, al límite entre la cordura y la razón, entre el amor y la locura propiamente dicha