viernes, 2 de agosto de 2013

Rise of the Guardians 2; cap 1

Era una noche de otoño. Me habían despertado unos golpes en la puerta y parecía que todas estaban tan dormidas que no lo oían.
Salí de mi cuarto poniéndome una bata rosa pálido que tapaba mi pijama de pantalones cortos y camiseta de tirantes negros.
Bajé las escaleras y atravesé el comedor llegando al pasillo de los cuadros. Se supone que eran inmortales como yo, pero nunca los había conocido. Según Dafne, quien en su tiempo libre se dedicaba a mirar los cuadros, estaban Santa Claus, el Hada de los Dientes, el Conejo de Pascua y el Creador de Sueños, entre otros. Se supone que ellos son los cuatro grandes, pero no los he conocido en mis doscientos años de vida.
El caso es que la puerta seguía sonando y cuando abrí me encontré con dos criaturas peludas que portaban un saco.
-Blair Love. A ti también te afectó la ventisca del 68-dijo una voz que de repente se hallaba detrás de mi.
-¿Quién eres?
A duras penas pude ver unas orejas largas y un gran cuerpo peludo antes de escuchar;
-Cogedla, chicos.
No me dio tiempo a gritar, ni correr porque ya me metían en el saco y sentía movimientos bruscos, mareo y, finalmente, un sonoro golpe.
-¿La habéis traído?-dijo una voz con acento ruso quien recibió como respuesta unos gruñidos.
-Sigo diciendo que no me gusta-dijo otra voz malhumorada.
-Venga, Bunny, tranquilízate. Seguro que es muy amable. Sacadla ya-dijo ahora una mujer.
-No podemos asustarla, lo sé Sandy-dijo otra vez el de acento ruso.
-¿No creéis que os habéis pasado ésta vez?-dijo ahora una voz joven. Sentí que abría el saco y lo primero que hice fue lanzar mi puño lo más fuerte que pude acertando a algo duro. No lo pensé dos veces y aproveché la sorpresa para volar lo más lejos que podía.
-Tenéis suerte de que no tenga mi arco aquí. ¿Quiénes sois y qué queréis?-exigí escondiéndome en una viga.
-Hey, tranquila. No vamos a hacerte daño-sonrió un colibrí con aspecto de mujer
...
Un momento... Yo la he visto antes.
-¿Toothiana, el Hada de los Dientes vigente desde hace casi 600 años?-dije sorprendida.
Miré a mí alrededor; Norte, el Creador de Sueños y el Conejo de Pascua... ¿Estaba soñando?
-¿Esto es un sueño?-dije mirándolos embobada.
-Si es un sueño, te aseguro que duele-se quejó una voz al otro lado de la sala.
Era un joven peliblanco, de ojos azul hielo que se acariciaba una mejilla.
No era cierto.
-¿Jack Frost? ¿El mismo Jack Frost que congela las alas de mis ayudantes mientras cumplen su trabajo? ¿El de la ventisca del 68?-dije molesta.
-Eso depende... ¿Te molestó?
-¡Arruinaste el día de los enamorados en Milán, cerebro de guisante!
-Bueno, bueno. Que halla paz... No te hemos traído aquí para que discutas con Jack.
-¿Y para qué estoy aquí?-me crucé de brazos alejándome de la viga.
-Verás, necesitamos tu ayuda...-comenzó Norte con una voz insegura.
-Mira, Norte-le corté de pronto-, me siento halagada de que los cuatro grandes
-Cinco-dijo Frost molesto.
-Cinco-rodé los ojos-, recurráis a mi para algo. Pero de verdad que tengo mucho trabajo. Me estaba echando la siesta, se supone que mis haditas me esperan en quince minutos para llevar el amor a Corea del Sur. Me gustaría ayudaros, pero de verdad que no puedo, Dafne debe estar buscándome por todas partes.
-¿Dafne?-preguntó Tooth.
-Mi mano derecha. No puedo retrasarme, cuentan conmigo.
-Sólo será un minuto. Sé que tu trabajo es muy importante, pero esto también te incumbe-dijo Norte seriamente, poniéndome una mano en el hombro y guiándome hacia la gran bola del mundo-. ¿Ves esto? ¿Sabes lo que es?
-En casa tengo una igual, es la gente que cree en ti. En tu caso, los niños que creen. Pero no veo en qué me afecta eso.
-Mira con más atención. ¿Qué ves?
No veía a dónde quería ir a parar, pero volví a mirar el globo... Y entonces lo vi;
-Se apagan lentamente...
-Exacto.
-¿Qué ocurre? Los niños crecen, dejan de creer. Siempre pasa. Incluso a mí. Me consta que ha ocurrido millones de veces.
-Pero esos niños no deberían dejar de creer, Blair-dijo Tooth, poniéndose a mi lado.
-No veo la preocupación. Los adolescentes se divierten fastidiando a los pequeños diciéndoles que no existís y estos acaban por creérselo. O tienen problemas familiares y se obligan a centrarse en lo que pueden ver, no en lo que se puede creer. Hay mucho mal en el mundo, los niños acaban por no creer en vosotros de una u otra forma.
-Mira, para que te quede claro novata-dijo ahora Bunnymund exasperado-. Hemos investigado a esos niños; no les ha pasado nada. Sus padres no han muerto, los mayores no les han fastidiado ni tienen problemas familiares que les haga olvidar su niñez. Les están quitando la infancia, eso es lo que está pasando.
-Bueno, ¿y qué queréis que haga yo? Esto es cosa de guardianes, yo sólo voy por ahí lanzando flechas. No tengo flechas de fe ni nada por el estilo.
-Lo que ocurre, Blair-dijo Tooth poniéndome una mano en el hombro-, Es que la luna te ha nombrado guardiana.
-¿¡Que!? ¿L-La luna os habla?
-A veces, para ayudarnos a entender-dijo Norte.
-¿Y porqué no me dice nada a mí?-tragué saliva mirando a la luna con reproche.
-Tiene esa mala costumbre-dijo Frost.
Hubo un momento de silencio en el cual le di la espalda a la luna, caminando en círculos, jugando con mi pelo y mordiéndome el labio inferior.
-Lo siento, pero no-dije firme.
-No es algo que puedas elegir tú-dijo Bunnymund.
-Pues no lo elijo, lo exijo. Tengo mucho trabajo que hacer. Si la luna me necesita, sabe dónde encontrarme. Después de todo, ella me puso allí-miré a la luna con reproche-. Ya he descuidado demasiado tiempo mi puesto. Si no pensáis llevarme devuelta, encontraré el camino yo sola.
-Pero no puedes irte ahora. Hay que hacer la ceremonia, no puedes negarte.
-Mira cómo lo hago-dije echando a volar, saliendo de la sala.
Sobrevolé un pasillo esquivando a Tooth y los lazos de Sandy. Bunnymund me pilló por sorpresa al girar en otro pasillo, pero pude esquivarlo por poco. Frost me lanzaba rayos de hielo, pero yo los esquivaba.
Llegué a una amplia habitación llena de juguetes, elfos haciendo estallar cosas y mas criaturas como las que me secuestraron haciendo juguetes. Di dos vueltas hasta que encontré la puerta principal a un lado, pero entonces los guardianes llegaron a la habitación y Norte gritó
-¡No la dejéis salir!
De pronto, tanto elfos como yetis me perseguían y se lanzaban sobre mí.
Un elfo me cayó en la cara y cuando lo separé de mi extendió sus manos hacia mí, lo cual me dio escalofríos y lo lancé hacia atrás, oyendo un grito frustrado de Bunnymund.
Estaba a punto de tocar el pomo de la puerta cuando un montículo de hielo surgió del suelo hasta mi mano, congelándola. Intenté deshacerme del hielo, pero cuando mi mano derecha tocó mi otra muñeca para liberarla, el hielo se extendió hacia ésta.
Frost apareció a mi lado con una sonrisa divertida en el rostro.
-¡JACK FROST LIBÉRAME AHORA MISMO!
-Hm... No.
-¡NEVERA ANDANTE YA ME ESTAS LIBERANDO O TE LANZARÉ UNA FLECHA CUANDO MIRES A BUNNYMUND! ¡O MEJOR A UNA COLUMNA DE HIELO!
-No puedo soltarte. Y mucho menos después de esa amenaza.
-¿Pero porqué? Solo quiero seguir mi trabajo.
-Norte nos ha dicho que no te dejemos salir.
-¿Es que sois una mafia?
-Hmm... No lo creo-se rascó la nuca-Norte, ¿somos una mafia?
-Por supuesto que no. Y tu, señorita tienes muchos problemas.
Apareció Norte seguido de Tooth que estaba llena de hollín por las explosiones de los elfos, Sandy dispuesto a lanzarme una bola de sueño y Bunnymund que tenía un chichón en la cabeza y empuñaba sus boomerangs.
En serio, parecían una mafia.
-¡No quiero ser guardián! ¡Solo quiero seguir con mi trabajo!-grité desesperada por liberarme.
-¿Es que no quieres que te vean? ¿O que crean en ti?-preguntó Frost a mi lado.
Yo me mordí en labio inferior; sólo quería seguir con mi monótona vida, cumpliendo mi misión hasta que la luna dictaminara que ya he cumplido y nombre a mi sustituto... Si es que piensa hacerlo...
-Yo... Solo quiero irme a casa-dije lo mas serena que pude.
Hubo un momento incómodo en el que yo no forcejeaba, Bunnymund se guardó sus boomerangs, Sandy me miró con pena, Tooth se sacudió el hollín solo por hacer algo, Norte me seguía mirando seriamente y Frost me miraba de una forma que me incomodaba.
-Dejadla ir. Pero ten presente que no dejaremos que reniegues de tu puesto.
No dije nada. Esperé a que Frost me liberara y abrí las puertas bruscamente para salir volando de allí.