viernes, 18 de enero de 2013

En Busca de la Eternidad. Cap 1; De Guardianes y Oscuros

Está oscuro. Hace mucho frío aquí.
Me siento flotar, pero tengo la sensación de que en cualquier momento me voy a caer.
No oigo nada a mí alrededor.
Y no siento nada en mí interior.
La sangre no recorre mí cuerpo y los latidos de mí corazón se detuvieron hace bastante.
No sé cuánto tiempo llevo aquí, pero al principio me movía. Recuerdo que al llegar peleaba y buscaba una salida. Y es ahora cuando lo entiendo.
Entiendo que estoy muerta.
Y de pronto, el presentimiento de caer se vuelve un hecho y puedo sentir que algo frío y duro golpea mí cuerpo. Por fin puedo sentir, pero mí corazón no late y ahora solo respiro por costumbre.
Abro mis ojos, me he chocado contra unas losas blancas y luminosas salpicadas de agua.
Tardo en comprender que soy yo el origen del agua.
Me incorporo. A mi alrededor hay espejos. Espejos que muestran a una chica con el pelo negro y los ojos marrones, vestida con pantalones cortos, una camiseta azul de tirantes y una camisa verde.
Me asusto.
Creo recordar que yo antes era rubia.
Antes... Antes sentía mi pecho latir con fuerza y el respirar me era una necesidad.
-Ahora estás hecha un lío y llena de preguntas...
Es la voz de un hombre. Un hombre que está lejos y cerca a la vez.
-Pero necesitamos que contestes a unas preguntas...
Miro a mí alrededor, sólo mi reflejo repetido me acompaña.
-No tengas miedo... Dime, ¿recuerdas cómo hablar?
-Sí...
Ésa era mí voz. Una voz tímida, suave, aguda pero para nada chillona.
-Estupendo... ¿Recuerdas tú nombre?
En mí mente aparecen tres letras y, sin más, lo atribuyo a mí nombre.
-Kat.
-Bienvenida, Kat. ¿Sabes quién eres?
Niego con la cabeza como si supiera que el propietario de la voz pudiera verme.
-Bien... Ahora mismo eres un espíritu errante. Por una u otra razón tu alma siente que has dejado asuntos pendientes entre los vivos. Pero, lamentablemente, no es tú hora de morir...
-¿Quiere decir que volveré a la vida?
-No, pequeña, ahora es imposible hacer eso...
-Entonces... ¿qué ha pasado?
-Verás, desde tiempos inmemoriales todas las personas al nacer, automáticamente, son adjudicadas a un Ángel Guardián. Tu Ángel Guardián te protege de caer en la tentación y vivir una vida segura y sin dolor...
En los espejos desaparece mí imagen reflejo y ahora muestran a varios seres alados siguiendo a las personas en su vida diaria mientras estas ni siquiera eran conscientes de ello.
-Pero el trabajo de los Guardianes no termina ahí. Existen los Oscuros , más conocidos como Demonios, que se unen a un humano y se alimentan de su alma tentándolos a tener una vida desdichada y pecadora tras la cual son condenados al castigo eterno y sufrir terribles experiencias...
-¿He muerto a causa de un Oscuro?
-No del todo. Tú muerte ha sido un daño colateral. No debería haber ocurrido. No sé si eres consciente de ello, pero en vida tenías un hermano...
Las imágenes de seres que manejaban el fuego y castigaban a los humanos cambió a la de un chico, moreno, de ojos verdes que jugaba al fútbol sin ninguna preocupación.
-Charlie...
-Exacto. Él estaba siendo tentado por su Oscuro e iba a ser atropellado, pero tu, sin escuchar a tú Demonio ni a tú Guardián, saltaste a la carretera y le salvaste la vida a cambio de la tuya...
-¿Y porqué estoy mojada?
-Tus cenizas fueron arrojadas al mar...
-¿Porqué Charlie era tentado? ¿Dónde estaba su Guardián?
-Charlie se había dejado influenciar tanto por su Oscuro que éste, poderoso gracias a su alma, obtuvo el poder suficiente para derrotar al Guardián. Una desgracia...
-¿Porqué permitió que ocurriera esto?
-No está en mí poder que los humanos se porten bien o mal. Ellos son libres de elegir sus caminos.
-Pero deberíais tener suficientes Ángeles Guardianes para evitar precisamente ésto.
Me siento enfadar. Pienso que la negligencia de unos sabiondos me ha costado la vida.
-Los Ángeles Guardianes somos muchos, pero los Oscuros nos superan en número. Cada vez son más los humanos que sucumben a la tentación. Los Ángeles Guardianes tenemos problemas por eso quiero hacerte una proposición. Alguien muy cercano a ti está cayendo a la tentación de su Oscuro, necesitamos que te conviertas en su Guardián y la liberes de su dolor...
Antes de poder si quiera preguntar, la imagen del espejo reflejó a una chica rubia con el pelo tan corto que si no fuera por sus sutiles curvas se la confundiría con un chico. Llevaba unos pantalones cortos y una camisa roja que le cubría los pantalones.
Lloraba.
No podía verle el rostro, pero sus sollozos llegaban a mí, me dolía y atravesaban mi pecho como una flecha que acabara con mí vida.
La imagen se movió y, de entre las manos de la chica, pude ver una fotografía de dos rubias con el pelo largo, una de ojos marrones y otra con los ojos verdes. Las protagonistas de la fotografía se abrazaban y parecían felices.
Hurgué en mí mente.
No podía recordarla y eso me dolía aún más
-¿Qué le ocurre? ¿Quién es? ¿Qué tengo que ver con ella? ¿¡Por qué me duele a mí!? ¿¡Por qué me siento culpable!? ¡Haz que pare! Haz que pare...
Mi voz rallaba el pánico y a mitad de mis preguntas mí voz se fue quebrando hasta llorar.
No podía mantenerme en píe. Me arrodillé en el suelo y puse mis manos unidas en mí pecho como si con ello éste dolor cesara y mis lágrimas dejaran de recorrer mí rostro.
Obviamente, éso no ocurrió.
-Perfecto. Ya estas vinculada a tú humano....
-¿Qué... quieres... decir?
Consigo pronunciar a duras penas.
-Esa chica es Stephanie Ratsuski. No tenemos suficientes Guardianes para asignarle uno a esa humana a estas alturas de su vida. Tú la conoces, has convivido con ella y vuestro vínculo fue tan fuerte que ahora sientes todo lo que ella pueda sentir en su alma...
-¿Cómo puedo detener el dolor?
A duras penas consigo levantarme, el dolor se va haciendo soportable y, aunque me obliga a apoyarme en uno de los espejos, logro no caer.
-Haciéndola feliz. Derrotando al Oscuro que la tienta y protegiéndola....
-¿Quieres que sea una Guardiana? ¿¡Yo!?
-No estarás sola. Hay Guardianes en todas partes...
-¡Pero yo no soy una Guardiana! ¡Tú lo has dicho, soy una Alma Errante! Que se ocupe otro de ella. Yo sólo quiero irme al cielo o al limbo o a donde sea y descansar para siempre. Quiero vivir en paz...
-Por supuesto, no es obligatorio convertirte en Guardián. Pero ahora mismo esa humana no tiene a nadie que luche por su alma...
-¿¡Y qué puedo hacer yo!? ¡No la conozco y aún así siento su dolor! ¡No soy Guardiana y tengo la obligación de salvarla! Que ella luche sus propias batallas, no quiero sentir ésto es... es... Demasiado.
Y mí voz se vuelve a quebrar.
En parte porque siento cómo el dolor aumenta.
Y por otra parte me siento culpable al pronunciar esas palabras.
Me siento la peor persona -o fantasma- del mundo.
-¿Ésa es tú decisión final? Podemos abrirte la puerta del cielo si eso es lo que deseas...
Una gran puerta blanca a ocupado el sitio de uno de los espejos.
-Gracias-digo dirigiéndome a la puerta.
-Sin embargo -oigo cuando mí mano por fin toca el picaporte-, no encontrarás lo que deseas al otro lado. Ese dolor que sientes te perseguirá por toda la eternidad incluso aunque la propietaria de él muera, entonces sentirás el eco del dolor.
Miré la puerta fijamente, como si ella tuviera las respuestas que busco.
Y entonces me doy cuenta, una vida de sufrimiento básicamente es una vida en el infierno.
Y también está el hecho de que me siento culpable por esa Viva.
Pero no me acuerdo de ella.
Pero nuestro vínculo es tan fuerte que los sentimientos de su alma me los transmite a mí.
-Si quiero librarme de ésta punzada debo ayudarla, ¿cierto?
-Así es...
Y pienso que mí deseo de descanso eterno es egoísta si con ello privo a una persona, la recuerde o no, de su propia felicidad.
Y no merece la pena hacer sufrir a nadie ni provocarme mal a mí misma por ello.
Y suspiro.
Es la única opción.
-Seré una Guardiana.



Y es así como morí. Así es como volví con los Vivos para hacer feliz a una chica que conocí en mí vida pasada. Y sobre todo;
           Aquí empieza la historia de un Alma Errante.

























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