domingo, 21 de julio de 2013

Cambiar de ciudad nunca fue tan divertido.

1
Estaba cansado, acababa de llegar a lo que sería mi nuevo hogar durante el resto del curso. Sí, a mi padre se le ha ocurrido la genial idea de que mi último curso escolar lo pase donde él se crió. ¿¡Y a mí qué me importa donde narices se crió!? Tengo mi vida, mis amigos, todo allí en Tokio, pero cuando a mi padre se le ocurre algo….
Supongo que debo presentarme… Me llamo Tsukiyomi Ikuto, tengo dieciocho años y lo único bueno de ésta estúpida mudanza es… que mi hermana, Utau, también se vino y la puedo molestar. Ella tiene diecisiete años, recién cumplidos pero ya se cree la dueña de todo.
Ahora, en mi nuevo cuarto, miro al techo, un montón de grietas a través de la pintura blanca de la pared, lo pintaré en azul cuando no esté molesto. Suspiré fastidiado, ¿a quién en su sano juicio se le ocurriría llevar a sus hijos al ombligo del mundo, alejados de la mano de Dios, para terminar sus estudios? Desde luego, a mí padre. Me giro en la cama y veo todas las cajas que aún están por desempaquetar. Se supone que debería estar acomodando mis cosas.
-Lo haré más tarde
Me levanté y bajé las escaleras, Utau estaba en el salón sacando los objetos más frágiles para colocarlos ya en el mueble y evitar desastres. Al girarse para coger otro objeto de decoración, a mi padre le gusta coleccionarlos, me vio.
-Ikuto, ¿qué haces aquí? Deberías estar desempaquetando, yo ya terminé con mi cuarto.
-¿Tan rápido?-Levanté una ceja incrédulo
-Bueno… lo de invierno y otoño lo puse en el desván… ¡Pero estoy segura de que tú no has terminado!
-Voy a dar una vuelta
-¿Con permiso de quién?-Puso sus manos en su cintura
-Mío, ¿te parece suficiente?-Miré a la repisa, las llaves de la moto de Utau estaban al lado de mis llaves- Me llevo el coche-Cogí las mías y salí
-¡Ikuto, no se te ocurra dejarme toda la mudanza para mí sola!-Me siguió hasta la puerta
-¿Qué te apuestas?
-Por lo menos hazme un favor-Suspiró resignada
-No pienso ir a comprarte nada.
-No es eso… Aunque no estaría mal que de vez en cuando me compraras un regalito-Dijo mirando a un punto inconcreto- Al caso-Movió la cabeza de un lado a otro- No molestes a los vecinos, en especial a los de aquí al lado-Me dijo severa
-¿Y eso?
-Porque el chico es guapísimo, amable, simpático, atleta… ¡Está cachas!-Babeó.
-Tierra llamando a Utau, ¿me recibe?-Esperé unos segundos pero ella seguía igual- No, capitán nadie le recibe, cambio, pues al manicomio con ella, cambio-La cogí de la cintura y la alcé
-¡Ikuto suéltame! ¡No se te ocurra llevarme al manicomio!-Me amenazó cogiendo un palo de incienso que había por ahí
-¡O, no, la loca psicópata tiene un arma!-Dije divertido
-¡Pues como no me bajes ya verás lo que hará ésta loca psicópata!
-Lo has reconocido, al manicomio con ella-Me dirigí a la puerta
-¡Ikuto!- Me dio una patada en el estómago
La bajé con cuidado y, después de más amenazas de no molestar al vecino, salí de casa. Monté en mi coche y lo puse en marcha atrás para salir. Me apoyé en el volante frustrado. ¿A quién he atropellado ahora? Salí algo molesto y cuando vi que era un simple cubo de basura en el que había hojas secas y hierba cortada suspiré molesto.
-¿Para eso me preocupo?
Me di la vuelta y la vi. Una chica, en apariencia de quince años, de pelo rosa hasta los hombros con parte del cabello recogido en una cola de lado, de ojos ámbar, preciosos, con el ceño y los labios fruncidos y los brazos cruzados bajo un pecho algo escaso. Tenía una escoba al lado, la cogió y me la tendió.
-Gracias, pero ya tengo en casa-Dije algo sorprendido
-No es para ti, patán-Respondió molesta mirando el cubo que tiré
Sonreí divertido cuando lo entendí, ¡quería que yo recogiera el cubo y su contenido! Está claro que no sabe con quién habla, Tsukiyomi Ikuto jamás ha recogido algo, para eso está la servidumbre que papá y Utau contratan.
-Empieza a barrer-Dijo molesta
-No, lo siento, pero no sabes con quién estás hablando
-Por mí como si hablo con el mismo papa-Dijo de mala gana- Me he pasado toda la maldita mañana arreglando el jardín para que un inepto como tú venga y me lo destroce todo, no pienso permitirlo. Así que recoge.
-Amu-chan, cálmate…-Dijo un pequeño personajito que apareció de pronto posándose en su hombro
-Dia… Es que éste inepto ha tirado todo mi trabajo
-Ya lo sé, lo vi, pero no debes dejar que cosas como éstas te arruinen el día-Voló hasta su cabeza y la acarició.
La chica ya no parecía tan enojada, estaba sonrojada. Seguramente por la incomodidad de la situación, al menos para ella porque yo estoy intentando no morirme de la risa.
-¿Y quién es él?-Me miró
-No lo sé-Volvió a su estado enfadado- Supongo que serás el nuevo vecino, ¿me equivoco?
-No, soy Tsukiyomi Ikuto-Hice una reverencia- A tu servicio-Le guiñé un ojo
Ella dio un paso hacia atrás sonrojada y sorprendida.
-Valla, Amu-chan, parece que tienes más éxito del que creías-Dijo la supuesta Dia divertida
-¿Y ustedes quiénes sois?-Las miré a las dos alternativamente
Me miraron sorprendidas para luego susurrarse algo y volver mirarme aún más sorprendidas.
-¿He dicho algo malo?-Levanté una ceja, ¿qué pasa en éste pueblo de mala muerte?
-No, nada, es que…
-¿Puedes verme?-Se colocó delante de mí
-Igual que a la chica detrás de ti-Dije natural
-Entonces, ¿también tienes un Chara?-Sonrió
-Sí, bueno, lo tenía. Mi hermana es la que tiene otros y yo aún puedo verlos.
-Quizás porque le cogiste cariño a tu anterior Chara-Dijo sonriente
-Puede ser-Recapacité en la chica que estaba detrás cruzada de brazos otra vez- Por cierto aún no me dijiste tu nombre
-A ti no te importa-Dijo de mala gana
-Amu-chan, ¿qué modales son esos?
-¡Pero si es verdad!
-Ella se llama Amu y yo soy su Carácter guardián, Dia-Sonrió educadamente
-Pues encantado-Dije divertido ante los reproches de la pelirrosa
-Vale, ahora, Dia, ve a jugar con Daichi-Dijo enojada, la miró irse y meterse por una ventana antes de mirarme más enojada aún- Ahora tú te pones a barrer
-Y dale, no pienso barrer, nunca he barrido nada.
-Me importa un comino que nunca lo hayas hecho; lo ensucias, lo limpias-Me apuntó con el palo de la escoba
Yo cogí el extremo que estaba en mi hombro y tiré hacia mí, provocando que ella se acercara hasta llegar a, casi, abrazarme. Me llegaba hasta el pecho y tenía que levantar la cabeza para mirarme a los ojos. Estaba sonrojada y sorprendida, era tierna la imagen en verdad.
-¿Qué? ¿Qué crees que estás haciendo?-Dijo nerviosa
-Hacerte callar un poco-Dijo antes de colocar mi mano sobre su cabeza y pasarla al punto donde llegaba en mi pecho, así un par de veces más- Eres muy bajita, ¿cuántos tienes?
-¡Tampoco soy tan baja!-Reprochó inflando los mofletes
-¿Catorce? Quizás quince…-Seguí razonando
-Diecisiete, ¿contento?
-¿Diecisiete? No te creía tan mayor
-¡Jo! ¡Deja ya mi tamaño!-Se movió
-Además, no tienes el pecho de una de diecisiete-Seguía a lo mío
-¡IDIOTA!-Me pegó con el palo de la escoba
Huí de ella, entre carcajadas, que me perseguía dando <espadazos> con sólo el palo de la escoba. Tropecé con algo y caí provocando la caída de Amu también. Ésta cayó sobre mí dejando que el palo rodara algo alejado de ella. Intentó cogerlo, pero yo la coloqué debajo de mí lo cual hizo que se sonrojara violentamente.
-¿Qué haces?-Dijo otra vez nerviosa
-Intentar sobrevivir-Sonreí divertido
La miré, estaba haciendo fuerza con las piernas para darme patadas, pero yo era más fuerte que ella, los brazos los movía sin descanso, tenía los ojos cerrados mientras se movía para liberarse y los labios fruncidos por el esfuerzo requerido. Llamadme lolicón, pero ahora mismo me gustaría probar esos rosados labios tentadores. Dejó de forcejear cuando divisó el palo, no estaba tan lejos, liberó los brazos y los estiró por encima de su cabeza para alcanzarlo, yo se lo impedí cogiéndola de las muñecas con una sola mano. La situación casi empeoraba, al menos para ella, yo disfrutaba el momento. Me miró más sonrojada aún, en sus ojos destelleaba la inocencia y la incertidumbre. Miré sus labios, entre abiertos dispuestos a decir algo.
-“Vamos a divertirnos un rato”-Pensé acercándome a ellos
-¿¡Qué coño le haces a mí hermana!?-Escuché una voz detrás de nosotros
-¡Kukai!-Dijo aliviada forcejeando nuevamente
Giré la cabeza, era moreno de ojos verdes y cuerpo atlético. Recapacité; era un vecino, pegado a nuestra casa, de cuerpo atlético y lo había enfadado… Utau me mata.
-¡Suelta a mí hermana, pervertido!-Me empujó hacia un lado, la cogió de la cintura y la incorporó abrazándola
-¡Kukai!-Lo abrazó feliz
-¡No te vuelvas a acercar a mí hermana!-Me amenazó una vez todos estuvimos levantados
-¿A qué vienen tantos gritos?-Escuché desde mí casa
-“Ho, no, la pesadilla continúa”-Pensé hastiado
-¡Ikuto! ¿¡Qué hiciste ahora!?-Se acercó a nosotros
-¿Eres la novia de éste degenerado?-Preguntó el tal Kukai
-No, es mi desgracia diaria, Ikuto es mí hermano-Me miró mal- ¿Qué ha hecho?
-Pues lo he encontrado en el suelo con mí hermana
-Bueno, será que tu hermana quiso-Dijo inocente
-¡Yo no hice nada!-Reprochó saliendo de entre sus brazos- ¡Éste hentai, que tiró el cubo de basura, no lo quiso recoger y encima me tira al suelo sujetándome las muñecas! ¿¡Tengo cara de querer estar en esa situación!?-Dijo sonrojada y molesta
-No, no, desde luego que no-Dio un paso hacia atrás- ¡TSUKIYOMI IKUTO, ENTRA EN CASA AHORA MISMO!-Me dijo enfadada
-No eres mí madre
-No, soy tú hermana, y como no me hagas caso te comes lo que has tirado
-Está bien, ya voy, ya voy-Dije antes de guiñarle el ojos a Amu
Ésta dio un pequeño salto de la sorpresa, nadie lo notó, y volvió a sonrojarse violentamente.
-Soy Utau, por cierto-Dijo amable
-Yo Kukai, y ésta Amu-Dijo más calmado
-Siento mucho lo de mí hermano, a veces puede ser tan…
-¿Lolicón?-Preguntó él
-¿Pervertido?-Dijo ella
-Las dos cosas-Dijo con resignación- De todas formas, lo lamento, le dije que no molestara a nadie
-No te preocupes, no es tú culpa
-Sí, las hermanas menores no podemos elegir a los hermanos mayores-Se cruzó de brazos en una pose solemne
-Sí, tienes razón-La imitó
-Amu
-¿Qué?
-Sigo aquí-Dijo molesto
-Hola, Kukai…-Dijo nerviosa antes de esconderse detrás de Utau
-¿Te importa que nos hagamos amigas?-La sonrió dulcemente
-Claro-Sonrió alegremente-Sólo con una condición
-Dime
-Mantén a tu hermano lejos de mí.

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