martes, 16 de julio de 2013

Cap 3; No son lo que había imaginado

La semana se pasaba volando. Mis nervios aumentaban y la noche de Navidad me pareció oír cascabeles.
Sandy me dijo que a excepción de Thoot y Time, todos los guardianes habían ayudado a Norte con los regalos y que él había intentado hacer que los viera, pero que nadie se había fijado en mi y yo no fui consciente de la llamada de Sandy porque estaba ocupada viendo a un niño que se había levantado más pronto de lo normal para ver sus regalos bajo el árbol.
Año nuevo llegó por fin y yo me pasé la mañana entre lluvias, fastidiar a las parejas y peleas de agua con los niños. Al llegar la tarde, volví a casa; una cueva al pie de un acantilado que sólo tenía una entrada submarina. Allí los delfines me notaban nerviosa; de repente me tumbaba en la cama de agua y al instante estaba revisando mi reflejo en el mar.
Decidí esperar a Sandy jugando con los delfines y cuando éste llegó, antes del atardecer, yo estaba nadando sin ninguna preocupación. Se me había olvidado completamente la cita con Sandy; es el efecto que el mar provoca en mi.
Ahora, volando con Sandy rumbo al Polo Norte, la preocupación volvía en mí.
-Sandy, estoy muy nerviosa-confesé deteniendo la burbuja en la que yo volaba.
Sandy me tomó la mano y amplió su amable sonrisa. Yo le devolví la sonrisa y asentí con la cabeza para reanudar la marcha.
Cuando llegamos, me quedé sin palabras; la fábrica de juguetes más grande y mítica del mundo se abría ante mí. Dentro, una especie de yetis muy graciosos hacían juguetes mientras lo que me parecieron elfos no hacían más que estorbar y explotar cosas.
-Creía que eran los elfos los que hacían los juguetes de Santa.
-Eso es lo que les dejamos creer-dijo una voz grave y con acento ruso a mi espalda.
Al girarme, un hombre con un enorme barrigón y vestido de rojo, sonreía amablemente. No necesitaba ser un genio para saber quién era; Sandy me había hablado mucho de él.
La alegría de que me vieran, escucharan y hablaran se mezcló con el asombro de tener a esa leyenda delante de mí.
-¡E-Eres tú! P-Puedes verme...-empecé a tartamudear- Q-Quiero decir... ¡Le estoy viendo!-me tapé la boca justo cuando acabé de gritar aquello.
Me había sonrojado y me estaba gritando mentalmente que estaba demasiado emocionada para tratar de hablar.
La risa estridentemente amable de Norte me tranquilizó, aunque seguía sonrojada.
-No te preocupes. Tú debes de ser Kelly. Sandy nos ha hablado mucho de ti-dijo al tiempo que me abrazaba hasta, literalmente, dejarme sin aire.
Me dejó en el suelo y dijo que me presentaría a los demás. Busqué con la mirada a Sandy buscando apoyo y éste me sonrió ampliamente y levantó los pulgares.
Seguí a Norte hasta una habitación amplia con una gran bola del mundo que tenía muchos puntitos brillantes.
Delante de ella una especie de mujer-colibrí revoloteaba rodeada de mini-haditas también con aspecto de colibrí. Una especie de conejo gigante, que se me antojó un canguro, tenía dos boomerangs en la espalda y discutía con un chico de pelo blanco, ojos azules, vestido con una sudadera azul y unos pantalones marrones.
Me escondí detrás de Norte el cual soltó una carcajada llamando la atención de los presentes y provocando mi sonrojo.
-Chicos, os traigo una nueva cara.
-¿Otro inmortal? ¿No tenemos suficiente con la nevera andante?
-¡Te he oído, canguro!
-¡Soy un conejo australiano!
-Chicas, ¿habéis oído? ¡Nuevos dientes! Espero que los tenga bien cuidados.
Aún detrás de Norte podía ver a Sandy creando figuras rápidamente con su arena dorada. Se veía claramente frustrado porque nadie le prestaba atención.
Yo, tímidamente, asomé un poco la cabeza por el brazo de Norte y escuché el chillido de una mini-hada. No pude hacer nada para evitar que la mujer me abriera la boca e inspeccionara mis dientes.
-Blancos y perfectos-afirmó suspirando feliz antes de cogerme la mano a modo de saludo-. Soy Thootiana, el hada de los dientes, pero puedes llamarme Tooth. Es un placer tener a otra chica por aquí, Nature es adorable, pero encaja más con los chicos y siempre pelea con Bunny. ¿Cómo te llamas?
-Lo sé, te dan ganas de echarte una siesta al oírla-comentó el "conejo de pascua".
-Bunnymund James Easter, eso fue grosero e incierto-se quejó Tooth.
-Grosero es que el canguro se llame James y yo no lo sepa-estalló en carcajadas el del pelo blanco.
Lo último que vi fue a Tooth volando hacia Bunnymund, éste lanzando sus boomerangs al peliblanco y éste último protegiéndose con su palo. Entonces Bunnymund sacó unos huevos de colores y los hizo explotar quedando los tres envueltos en una nube colorida.
Miré a Sandy quien se daba un golpe en la frente y luego a Norte quien temblaba enfadado y llevaba puestas unas gafas. ¿Desde cuándo llevaba gafas?
-¡SILENCIO-gritó entonces quitándose las gafas con un aire dramático.
El ruido de golpes cesó y la nube de colores se disolvió desvelando a Tooth tirando de las orejas a Bunnymund, el peliblanco en el suelo apuntando a Bunnymund con su palo y a éste encima del peliblanco congelado a punto de pegarle.
-¿Sois conscientes de la mala impresión que le estáis dando a ésta joven?
Todos se pusieron en fila y me recordaron a niños pequeños; Tooth miraba al suelo arrepentida, Bunnymund se cruzó de brazos y mirando al suelo y el peliblanco, también cruzado de brazos, se dejaba caer en el palo. Mientras, Norte se paseaba delante de ellos prosiguiendo su riña con Sandy volando detrás asintiendo a todo lo que Norte decía.
-Desde luego, no son lo que me había imaginado-susurré antes de estallar en un ataque de risa.

















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